sábado, 7 de marzo de 2015

AMOR EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Amor en la isla. 
Vamos a ver cómo sigue evolucionando la relación entre Marcos y Diana.

-Me quiero casar con Marcos-le informó Diana a Lorena al día siguiente-En cuanto me lo pida. Le diré que sí. Y nos casaremos. Hablaremos con padre.
                          Diana y Lorena habían salido a tomar el fresco a la puerta de su casa.
                          Lorena sentía cómo la brisa marina agitaba su cabello suelto. No podía ver el rostro de su hermana menor. En cambio, sí podía advertir mucha determinación en su tono de voz.
-¿Lo has pensado bien?-indagó Lorena.
-Quiero a Marcos, hermana-contestó Diana.
                         Lorena esbozó una sonrisa radiante. Pensó que Diana se merecía ser feliz.
                         No era una impresión suya. Marcos parecía ser el hombre adecuado para Diana.
                         Ella jamás se casaría. Tenía la intención de entrar en el Convento de la Purísima.
                         Era un proyecto que llevaba tiempo rondando por su cabeza. Antes o después, sus padres morirían.
                         Diana tenía derecho a ser feliz al lado de su marido y fundar una familia. Ningún hombre querría casarse con una ciega, como lo era Lorena. ¿Qué iba a ser de ella? Se quedaría sola en el mundo.
-Hermana...-dijo la joven.
-¿Quieres decirme algo?-inquirió Diana.
-¿Cómo está el mar hoy?
-Hay fuerte marejada.
                       Podían escuchar el sonido de las olas. Las barcas que se movían subiendo y bajando.
                       La voz de Lorena tembló. De pronto, escuchó pisadas. Alguien se estaba acercando a ellas.
                       Era Marcos.
-Buenas tardes...-saludó con educación.
                       El corazón de Diana dio un vuelco al verle. ¡Había ido a verla! Se puso de pie.
                       Entonces, sintió los labios de Marcos posándose con suavidad sobre sus labios para besarla con ternura.
                        También besó a Lorena en una mejilla.



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