miércoles, 15 de octubre de 2014

ESCENA DE MI NOVELA "PRIMER AMOR, PRIMER DOLOR"

Hola a todos.
Hoy, os traigo un nuevo fragmento de mi novela Primer amor, primer dolor. 
Esta novela tiene como protagonista a Roberto, el hijo mayor de Sebastián Colina y Yáñez. Roberto es un adolescente que será algún día conde de Mora, pero al cual el título le importa un comino, como se suele decir. Roberto se enamora de Puri, una sencilla campesina de su misma edad. Pero, naturalmente, las familias de ambos están en contra de esa relación.
Vamos a ver una fragmento de esta historia.

                                El preceptor de Roberto le estaba intentando enseñar algunas nociones de Filosofía.
-Sócrates...-oyó decir-Caverna...Aristóteles...Atenas...
                                Se habían reunido en la biblioteca. Sin embargo, Roberto no le prestaba la menor atención a su preceptor. El hombre había cogido un libro de Filosofía cuyo título no le interesaba en absoluto a Roberto. Se lo estaba leyendo en voz alta. De haber podido, Roberto le habría tirado un avión de papel, tal y como hacía su prima Adela con la institutriz que las niñas tenían. Toda la atención del chico estaba centrada en el ventanal.
                                 Era un gran ventanal situado detrás del escritorio de la biblioteca. Roberto estaba sentado frente a él.
                                 Podía ver los árboles frutales que rodeaban la finca.
                                 Y podía ver a Puri. A veces, la chica hacía acto de presencia en aquella zona.
                                 Nunca iba sola allí. Solía ir acompañada por su hermana Bienvenida. Iban allí a comer.
                                  En aquel momento, las dos estaban allí. Sentadas en el suelo, con las espaldas apoyadas en el tronco de un árbol.
                                  Estaban hablando. Roberto podía ver que gesticulaban los labios. Y vio cómo Puri le estaba mirando. Tenía los ojos clavados en él. A pesar de que el cristal del ventanal estaba cerrado, la mirada de Puri atravesó el cristal. Bienvenida se percató de que lo estaba mirando. Y le dio un codazo a Puri.
-¡Deja de mirarle!-le espetó.
-¿Qué está mirando, señorito?-le preguntó el preceptor de Roberto a éste-¡No me está escuchando!
                                 Puri apartó rápidamente la vista. Pero Roberto siguió mirándola. No podía dejar de mirarla.

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